En realidad, el único momento de la vida en que me siento ser yo mismo es cuando estoy con mis amigos.
Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza te impida ver el camino.
Deben buscarse los amigos como los buenos libros. No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos.
El que recibe a sus amigos y no presta ningún cuidado personal a la comida que ha sido preparada, no merece tener amigos.